La mecánica del corazón, de Mathias Malzieu

Título: La mecánica del corazón

Autor: Mathias Malzieu

Editorial: Mondadori

Año de publicación: 2007

Páginas: 174

ISBN: 9788439721956

Una gran amiga me ha regalado esta joya literaria. Este libro me había despertado mucha curiosidad. Lo veía en todas partes. En librerías, en el metro, en la calle. En la Feria del Libro de Madrid leí la sinopsis y me entraron aún más ganas de leerlo. Estuve a punto de comprarlo. Ahora he tenido la suerte de que me lo han regalado y he podido disfrutarlo. Me ha durado dos días. No sé muy bien cómo definir este librito. Es una fábula. Es un cuento para niños. Pero, sobre todo, es un cuento para adultos. Para adultos que nunca dejamos de ser niños. Para adultos que nunca dejamos de aprender. Para adultos que nunca dejamos de sufrir. 

Para adultos que nunca dejamos de disfrutar. En definitiva, para adultos que nunca dejamos de vivir. Porque si hay algo que nos han enseñado Mathias Malzieu y el pequeño Jack es que la vida está llena de alegrías y de penas, de cosas buenas y de cosas malas. A lo largo de su estrambótico viaje entre Edimburgo y Andalucía, Jack y su médico, relojero y amigo Méliès nos recuerdan a unos modernos Don Quijote y Sancho Panza porque están dispuestos a todo con tal de perseguir sus sueños.

El sueño de Jack se llama Miss Acacia. Esa pequeña cantante a la que vio por casualidad un instante cuando tan sólo tenía diez años y que desde entonces se ha convertido en el motor de su vida, en el motor que da cuerda a la mecánica de su corazón. Pero Miss Acacia no será sólo eso para Jack. También será la causa de su sufrimiento, de su dolor y de sus fantasmas. Fantasmas como Joe.

Mathias Malzieu logra transmitir con gran acierto las burlas, los insultos y las humillaciones que padecen las personas que, como Jack, son diferentes al resto. Los niños, al igual que los adultos, pueden ser muy crueles y causar mucho dolor. Pero Jack está dispuesto a enfrentarse a ese desconsuelo, pase lo que pase. Y para ello contará con la ayuda y el apoyo incondicional de personajes tan entrañables e inolvidables como Madeleine, Luna, Anna, Arthur o el propio Méliès.

Todos ellos son capaces de ver a Jack como lo que realmente es. Un niño que quiere vivir intensamente. Que quiere disfrutar, ser feliz, conocer mundo, hacer amigos. Que quiere descubrir el amor y enamorarse intensamente. Aunque lo tenga prohibido. Aunque ese amor que tanto anhela pueda romper la mecánica de su corazón.

El pequeño Jack nos enseña que, en la vida, tenemos que luchar por nuestros sueños, por lo que realmente nos ilusiona, nos motiva, nos mueve y nos hace sentirnos vivos. Que tenemos que enfrentarnos a nuestros miedos, a nuestros fantasmas y a nuestros temores más ocultos. Que, para ganar, tenemos que arriesgar. Y que, aun así, unas veces ganaremos y otras perderemos. Unas veces seremos felices y otras, desgraciados. Pero, pase lo que pase, en todos los casos nos sentiremos vivos porque la mecánica de nuestro corazón latirá intensamente.

Y, al igual que al pequeño y frágil Jack, Méliès nos enseña a los lectores que tenemos que aprender a convivir con nuestros defectos, con esas pequeñas o grandes cosas que no nos gustan, que nos hacen sentirnos diferentes de los demás, de esas personas que nos miran por encima del hombro y nos juzgan aunque no nos conozcan. Y, sobre todo, nos enseña que tenemos que saber convertir esos defectos en nuestras virtudes. Que tenemos que creer y confiar ciegamente en nosotros mismos, porque sólo así lograremos alcanzar nuestros sueños.

Aunque, como en el caso de Miss Acacia, no resulten ser como habíamos imaginado y el final no sea tan feliz como nos hubiera gustado. Pero, aun siendo un personaje falso, cobarde, egoísta e inmaduro, Miss Acacia también nos aporta una enseñanza valiosa. Tenemos que ser valientes, generosos y, sobre todo, tenemos que ser auténticos y no tener miedo a crecer, a madurar, a hacernos adultos. Aunque eso nos traiga sufrimientos y dolor. Porque nunca podemos olvidar que también nos traerá felicidad, amor, cariño, amistad y muchas otras cosas por las que merece la pena vivir.

Pero Méliès, Miss Acacia o el propio Jack no son los únicos que nos enseñan a vivir en este cuento para adultos. Madeleine es un personaje entrañable, cariñoso, que lo único que desea es proteger, cuidar y ofrecer todo su amor al pequeño Jack, a quien adopta como el hijo que nunca tuvo y que siempre deseó. Aunque para eso tenga que engañarle y, sobre todo, engañarse a ella misma. No le importa que Jack viva en una gran mentira con tal de que eso le salve del dolor que puede causarle la vida. Para Madeleine, la ignorancia es la felicidad y eso es lo único que importa. Sin embargo, una vez más son Anna, Luna y Arthur, esas personas que siempre han creído en Jack, que siempre han estado a su lado, aun a pesar de la distancia, quienes le descubren que, para vivir, lo único indispensable no es el tic-tac de la mecánica, sino los latidos del corazón.

Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.