Título: Como una novela
Autor: Daniel Pennac
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 1993
Páginas: 169
ISBN: 8433913670
Hace mucho tiempo que conocía, aunque fuese de oídas, este libro que me habían recomendado muchos amigos, conocidos, blogeros o profesores. Y ahora, gracias a la reseña de Blanca en su blog Al calor de los libros, por fin me he animado a cogerlo de la biblioteca y leerlo. Aunque en realidad no lo he leído, lo he devorado, porque sus 169 páginas solo me han durado una mañana, dos viajes en autobús. Este ensayo escrito por Daniel Pennac, profesor de Literatura en un instituto de Francia, engancha muchísimo desde la primera y hasta la última página.
Y cuando llegamos a la última casi sin darnos cuenta, en un suspiro, nos da mucha pena que se acabe y, al mismo tiempo, nos deja una sonrisa en la boca y una agradable sensación de bienestar. Al menos en mi caso, Pennac ha conseguido transmitirse su buen humor, su desenfado, su alegría y su entusiasmo y, por encima de todo, esta obra ha logrado hacerme reflexionar sobre lo afortunada que soy por amar los libros y por sentir pasión por la lectura.
Y cuando llegamos a la última casi sin darnos cuenta, en un suspiro, nos da mucha pena que se acabe y, al mismo tiempo, nos deja una sonrisa en la boca y una agradable sensación de bienestar. Al menos en mi caso, Pennac ha conseguido transmitirse su buen humor, su desenfado, su alegría y su entusiasmo y, por encima de todo, esta obra ha logrado hacerme reflexionar sobre lo afortunada que soy por amar los libros y por sentir pasión por la lectura.
Porque ese es precisamente el objetivo de este libro, lograr que los niños, que los jóvenes, que los hijos, que los alumnos se reconcilien con la lectura, que le pierdan el miedo, que lean por placer, que se sumerjan en las páginas de un libro porque ellos quieren, con libertad, sin obligaciones, como una aventura personal y no como una imposición ajena.
El libro está dividido en cuatro partes: Nacimiento del alquimista, Hay que leer (el dogma), Dar de leer y El cómo se leerá o los derechos imprescriptibles del lector. Desde las primeras páginas Pennac analiza el cambio que se ha producido en la sociedad, puesto que antes la lectura estaba prohibida, leer era en el pasado un acto subversivo y el placer de leer era todavía mayor por tratarse de algo prohibido. Leer debajo de las sábanas, con una linterna, a escondidas.
Leer es un acto íntimo, personal, pero la lectura tiene una virtud paradójica que nos permite abstraernos del mundo para encontrarle un sentido. Al mismo tiempo, no podemos olvidar que leer no es un acto pasivo. La lectura es un acto de creación permanente, porque al leer nos vemos obligados a imaginarlo todo.
Leer es un placer, algo que nos permite olvidarnos de las obligaciones, de los problemas, de las preocupaciones. Y así es como debemos inculcarles la lectura a las nuevas generaciones, como una afición, no como una obligación. No podemos permitir que un placer se convierta en una preocupación.
Preocupación por entender lo que se lee, por hacer un resumen, un trabajo, un comentario de texto o un examen. Son los padres los que en primer lugar transmiten la pasión por la lectura a sus hijos. Desde que son pequeños, a todos los niños les gusta que les lean, que les cuenten historias y cuentos. Pero una vez que ya pueden leer solos, son muchos los padres que se olvidan de esos pocos minutos que dedicaban cada día a leerles a sus hijos y del placer que eso les proporcionaba a todos, a grandes y pequeños.
Prefieren desentenderse del asunto y dejar que sea el colegio y los profesores los que se preocupen de que sus hijos lean. Ahora a los padres solo les queda comprobar que sus hijos entienden lo que leen, que lo han comprendido, que son capaces de explicarlo, comentarlo, criticarlo y juzgarlo. Ya no les importa si sus hijos disfrutan leyendo o no. Ya no son sus cuentistas, ahora son sus contables.
Pero así lo único que se consigue es que los niños y los jóvenes se alejen cada vez más de los libros, que los vean como algo lejano, ajeno, aburrido y muermo. Es mucho mejor la televisión, los videojuegos o el cine. Por eso los padres ofrecen a sus hijos las horas delante de la televisión como recompensa y la prohibición de verla como castigo. El otro lado de esta moneda es que la lectura queda relegada y rebajada al papel de tarea y de obligación.
Y eso es precisamente lo peor que se puede hacer. Es mucho mejor y, sobre todo, más sencillo de lo que pensamos, inculcarles a nuestros jóvenes el deseo de aprender, la curiosidad. Y la única forma de lograrlo es sin prisa y con libertad.
Ni los padres ni los profesores deben exigir a los jóvenes que lean, no deben obligarles a leer. Todo lo contrario, deben compartir con ellos el placer que les proporciona la lectura, su pasión, su entusiasmo y su amor por la literatura. Porque si hacemos memoria, nos daremos cuenta de que las historias más hermosas que hemos leído se las debemos casi siempre a un ser querido. Porque eso es amar, regalar nuestras preferencias a los que preferimos.
Pennac nos recuerda en la segunda parte de su libro que hay que leer para aprender, para sacar adelante nuestros estudios, para informarnos, para saber de dónde venimos, para saber quiénes somos, para conocer mejor a los demás, para saber adónde vamos, para conservar la memoria del pasado, para iluminar nuestro presente, para aprovechar las experiencias anteriores, para no repetir las tonterías de nuestros antepasados, para ganar tiempo, para evadirnos, para buscar un sentido a la vida, para comprender los fundamentos de nuestra civilización, para satisfacer nuestra curiosidad, para distraernos, para informarnos, para cultivarnos, para comunicar, para ejercer nuestro espíritu crítico.
Esto es lo que de verdad importa. No importa que los jóvenes no entiendan al cien por cien lo que leen, los personajes, la trama, el argumento. Porque lo único importante es que sepan, que entienda y que nunca olviden que los libros cuentan una historia.
Una historia que puede interesarles y gustarles, mucho. Pero para eso hace falta encontrar tiempo para leer. Un tiempo que siempre es robado al deber de vivir. Porque el tiempo para leer dilata el tiempo de vivir.
La última parte del libro está formada por los derechos imprescriptibles del lector: el derecho a no leer, el derecho a saltarnos las páginas, el derecho a no terminar un libro, el derecho a releer, el derecho a leer cualquier cosa, el derecho al bovarismo, el derecho a leer en cualquier sitio, el derecho a hojear, el derecho a leer en voz alta y el derecho a callarnos.
Como lectores, tenemos derecho a todo eso y mucho más. Porque somos libres para elegir nuestras lecturas, para leer lo que queremos, cuando queremos, donde queremos y, lo más importante, porque queremos. Porque para nosotros la lectura es una afición, una pasión, algo que nos hace felices, que nos hace disfrutar, algo placentero. Algo que nos hace vivir. Todos tenemos claro por qué leemos. Porque nuestras razones para leer son tan extrañas, tan propias, tan íntimas, tan personales como nuestras razones para vivir.
Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.
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32 comentarios:
Tiene la pinta de ser fantástico! A mí también me lo ha recomendado mucha gente, este y otros del autor cuyo título ahora no recuerdo. Bien por tu lectura voraz! Besos.
Estoy segura de que me va a encantar!
Beso
Marcela
Querida Goizeder, mi hermana y yo leemos libros desde pequeñas, igual que mi padre. Mi hermanao que tiene 10 años menos que nosotras no había manera que leyera ni un simple cuento. Y ahora que tiene ya 42 está hecho un fenómeno con la novela histórica, lee uno detrás de otro. Me doy por satisfecaha de mi labor aunque haya tardado tantos años en ver la recompensa!!!!! Tu reseña me parece estupenda.
Un beso.
No lo conocía y me has puesto la miel en los labios... a ver si lo encuentro en la biblio y me hago con él.
D.
Daniel Pennac es buenísimo. Mal de escuela es un libro finito que recomiendo leer. Este me lo apunto.. Un besito
Pues a la lista porque el libro parece que está genial y tu reseña es estupenda =)
Vero,
Sí que es fantástico, un libro que creo que puede encantar y hacer disfrutar muchísimo a todos los que amamos la literatura. Haz caso a esas recomendaciones y ya verás como tú también haces una lectura voraz de este libro tan maravilloso. Muchos besos.
Marcela,
Yo también estoy segura de que te va a encantar, ya nos contarás cuando lo leas. Muchos besos.
Lídia,
Me alegro de que te haya gustado mi reseña. Me ha encantado que nos contaras la historia de tus hermanos y vuestra relación con la lectura, no me extraña que te des por satisfecha, enhorabuena por los logros conseguidos y a seguir disfrutando de la literatura. Un abrazo muy fuerte.
Dsdmona,
Yo lo cogí en la biblioteca, seguro que lo encuentras. Espero que puedas leerlo y disfrutarlo pronto y me alegro de que mi reseña te haya puesto la miel en los labios, ya verás como disfrutas mucho con esta lectura. Muchos besos.
Metgaladriel,
La verdad es que no conocía ningún otro libro del autor, pero voy a buscar más obras suyas para leerlas y me apunto Mal de escuela, muchas gracias por la recomendación. Un beso muy fuerte.
Marina,
Me alegro de que te haya gustado mi reseña. Ya verás cómo el libro es una maravilla, ya nos contarás qué te parece cuando lo leas, seguro que lo disfrutas mucho. Muchos besos.
No lo conocía, pero gracias a tu reseña (muy buena, por cierto) ya lo tengo apuntado. Espero hacerlo pronto.
¡Saludos!
Pablo,
Me alegra mucho saber que mi reseña te ha gustado y, sobre todo, que te ha descubierto esta maravillosa obra. Espero que puedas leerla y disfrutarla pronto, ya nos contarás qué te parece. Un saludo.
Conocí este libro gracias al profesor que tuvo mi hija en primero de primaria. No paraba de hacer referencia a él. Y tenía en un poster en clase puesto los derechos del lector. Me llamó mucho la atención. Y tuve que buscar el libro en la biblio. Me duró como a ti dos suspiros. Y me gustaría tenerlo en mi estantería, pero no lo consigo por ningún lado. Porque desde luego es un libro que debería estar presente en todas las estanterías.
¡Maravillosa reseña!
Besotes!!!
Margari,
Qué buena idea lo de tener el póster con los derechos del lector en clase y hablar a los niños de este libro. No me extraña que te durase dos suspiros. Yo estuve mirando también para comprarlo y vi en Internet que en La casa del libro y en la Fnac lo tienen. A ver si puedes conseguirlo, yo también quiero comprarlo porque, como dices, debería estar en todas las casas y me apetece releerlo. Me alegro de que te haya gustado la reseña. Muchos besotes, guapa!!
Has expuesto muy bien el contenido de este libro. A mi me encantó el cómo consiguió transmitir el placer de leer a sus alumnos.
También he leído muy buenas opiniones de su otro libro "Mal de escuela", a ver si lo encuentro y lo leo.
Y gracias por el enlace.
Un abrazo
Blanca,
No tienes que darme las gracias por nada. No me extraña que te encantase el libro, es una delicia, cómo me hubiera gustado tener un profesor así en el colegio o en el instituto. También quiero leer Mal de escuela. Otro abrazo muy fuerte para ti.
Después de leer "Gracias" de este autor, sabái que continuaría leyéndolo y éste desde luego no lo dejaré pasar..
Besines,
Yo lo ví por primera vez también en el blog de Blanca "Al calor de los libros" y me pareció interesante, así que me lo apunté. A ver cuando puedo encontrarle un huequecillo porque veo que se lee en un momento.
Besos!
Pues no conocía este ensayo, ¡y parece imprescindible! Tomo nota, sin duda. Felicidades por la reseña, me ha encantado. ¡Muchos besos!
Grande Pennac, ¿verdad? Este es uno de esos libros llenos de verdades que a veces se nos olvidan. ¿Sabes? Cuando lo leí me sentí muy orgullosa de mí, lo que Pennac me contaba en las páginas que estaba leyendo era justo lo que yo llevaba años defendiendo, en mi vida y sobre todo en la librería. Pensé "No iba muy desencaminada, yo. ¡Qué alegría!". Fue como un empujoncito de confianza que no le puedo agradecer pero que me vino muy bien :)
Yo tengo impresos los diez derechos del lector, con las ilustraciones de Quentin Blake. Aún no sé dónde ponerlo pero, ¡ya se me ocurrirá! ;)
Un abrazo muy grande guapa.
Me encantó esta entrada, la leí cuando la publicaste pero no tuve tiempo de firmar, por eso me he pasado otra vez para leerla con más calma y dejarte un comentario... el último párrafo sencillamente me encanta... Muy buena entrada, un abrazo Goizeder! :)
Carmen,
No conocía el libro Gracias, voy a buscar información a ver si me animo a leerlo. Muchos besos.
Kristineta,
Espero que pronto puedas hacerle un hueco, porque de verdad que se lee en un suspiro y se disfruta muchísimo, vale mucho la pena. Muchos besos.
Jesús,
Muchas gracias por tus palabras, me alegra saber que te ha gustado la reseña. Tú lo has dicho, es una lectura imprescindible, seguro que la disfrutas mucho, ya nos contarás. Muchos besos.
Matilda,
No me extraña que te sintieses tan orgullosa al leer a Pennac, tienes muchísimos motivos para estarlo. Un abrazo muy fuerte, guapa.
Sandra Ballesteros,
Qué bien que te haya gustado tanto la reseña, me alegro mucho, pero el mérito no es mío, sino de esta obra tan maravillosa. Muchos besos.
En el cole de mis hijos han hecho muy hincapie en esos 10 derechos del lector para que los padres no obliguemos a leer a nuestros hijos. Y evidentemente el debate está servido. Yo de momento no me estreso mucho, si no quieren leer que no lean, les cojo libros, leo con ellos y me ven leer. Me conformo con que no lo odien.
A ver si éste lo encuentro en la bibloteca y lo leo. Me apetece. Un saludo!!
Perkins,
Me parece muy bien que en el colegio de tus hijos os hablen a los padres de este libro y de los derechos del lector para que no obligueis a los hijos a leer. Me parece muy buena la actitud que has tomado. Seguro que este libro lo disfrutas mucho y te ayuda a inculcar el placer de las lecturas a tus hijos. Muchos besos.
Hace tiempo que quiero leer este ensayo, y con tu reseña me lo has vuelto a recordar.
Habrá que ponerle remedio. Un besote.
Luisa,
Ponle remedio pronto, porque este ensayo vale muchísimo la pena y seguro que lo disfrutas un montón, ya nos contarás cuando lo leas. Muchos besos.
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