El Arquitecto de Atmósferas, de Alberto Trinidad

Título: El Arquitecto de Atmósferas

Autor: Alberto Trinidad

Editorial: Ediciones Oblicuas

Año de publicación: 2010

Páginas: 401

ISBN: 9788493769772

El Arquitecto de Atmósferas llegó a mis manos por sorpresa, de manera imprevista, cuando Ediciones Oblicuas me lo envió hace diez días. Cuéntate la vida colabora con esta editorial, pero todavía no les había solicitado que me enviaran ninguno de los libros de su catálogo. Así que recibirlo de forma tan inesperada fue toda una sorpresa, agradable, por supuesto. Y una sorpresa ha sido también la lectura de esta desconcertante y seductora novela de Alberto Trinidad que en muchas ocasiones me ha recordado a Los renglones torcidos de Dios.

Es una novela que aborda de forma muy especial temas tan trascendentales y al mismo tiempo humanos como la soledad, la falta de sueños, los fantasmas del pasado o la locura.

Cuando lo recibí, lo primero que hice fue leer la sinopsis de la novela. Sin embargo, lejos de aclararme el argumento del libro, me creó más dudas y más ganas de leer la obra para conocer el significado de esa enigmática sinopsis. Porque, ante todo, El Arquitecto de Atmósferas es una historia llena de enigmas, de suspense, de inquietudes y de preguntas sin respuesta.


Cada noche, entre las doce y la una de la madrugada, Z comparte en el programa de radio titulado El Arquitecto de Atmósferas los pasos que día a día da en su peculiar terapia para hacer frente a su enfermedad: la humanidad. Cada madrugada Z invita a sus oyentes a seguir sus consejos y destruir los sentimientos que los hacen humanos y, por tanto, vulnerables al dolor, al sufrimiento y a la destrucción: el amor, la nostalgia, los deseos, el tiempo y la realidad sensorial. 

Pero Z va mucho más allá en su camino hacia su propia destrucción. Solo, sin pasado, sin presente y, sobre todo, sin futuro, sin hogar, sin pertenencias, sin nada, este enigmático, atormentado, siniestro y terrorífico personaje está obsesionado no sólo con poner fin a su propia humanidad, sino también con la sangre y con unas pequeñas cajitas de madera que él mismo pinta, cada una de un color distinto, y sólo una caja cada noche, cuando vuelve del estudio de radio. Pintura, cajas, sangre y velas son la única decoración de su casa. Lo único que le preocupa. Lo único que le importa. Lo único que les queda a Z y a Griega, su gata. 

A lo largo del libro nos sentimos fuerte e inevitablemente atraídos por los secretos de Z, algo que también les ocurre a tres de sus oyentes. El señor Schulz, un viejo que pasa sus últimos días encerrado en un psiquiátrico, obsesionado con su padre y su hermana pequeña y, ante todo, con la búsqueda de los cinco hipnopompos que le han robado o ha perdido a lo largo de su vida. Sólo cuando los recupere gracias a los consejos que Z le transmite a través del programa de radio podrá escapar de esa vida que no le pertenece. O al menos eso cree él. 

Ariadna, por su parte, es una joven bióloga que está también dominada por otra colección: los ojos. Desde pequeña está obsesionada con sus ojos ambarinos, distintos, raros y diferentes a los del resto de la gente y que la convierten en alguien que no es de este mundo. 

Por último, Ingrid colecciona en dos pequeñas libretas los orgasmos que ella misma se provoca y los antiorgasmos que le provoca Marcos, su novio. Desde hace mucho, tanto que ya no recuerda desde cuándo, ya no siente nada por él. Porque Ingrid ya no siente nada por nada ni por nadie. Ya no le importa su novio, ni su casa, ni su trabajo, ni su cuerpo, ni su vida, ni sus compañeros de la oficina. Nada. Absolutamente nada. Simplemente se deja llevar por la rutina y por una inercia que ni siquiera comprende. Ya no le gusta pensar. Ya no le gusta hacer nada. Ya no quiere hacer nada. 

La única razón que estos tres personajes tienen para seguir soportando esa vida que ya no les provoca ningún tipo de sentimiento es escuchar cada noche El Arquitecto de Atmósferas. Porque esa voz, la voz, es la única persona del mundo que les entiende, que sabe qué les ocurre y que comprende su situación. Ya no están solos. Le tienen a él. Al Arquitecto de Atmósferas, que les habla sólo a ellos y les dice cada madrugada cómo tienen que actuar a la mañana siguiente. 

Schulz, Ariadna e Ingrid estarán cada día más obsesionados con sus colecciones y a medida que se aíslan del resto del mundo sus comportamientos y actitudes se radicalizarán, se volverán más y más extremos y alcanzarán límites que ninguno de ellos se atrevió jamás a imaginar. Y al mismo tiempo que estos tres personajes se acercan a un abismo empujados por la voz de Z, los lectores nos sentimos cada vez más atraídos por la locura, los temores, las obsesiones, los fantasmas y los miedos que atenazan, atormentan y destruyen a los personajes y que, sin embargo, logran fascinar al lector desde la primera hasta la última página. Este oscuro, espeluznante, misterioso y malvado arquitecto logra tejer tan sólo con su voz una atmósfera llena de secretos que seduce, atrapa y fascina tanto a sus oyentes como a sus lectores.

Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.