Lizzie ha vuelto, de Marian Keyes

Título: Lizzie ha vuelto

Autora: Marian Keyes

Editorial: Random House Mondadori

Año de publicación: 2010

Páginas: 191

ISBN: B241442010

Descubrí a Marian Keyes hace ya dos años y he leído once de sus doce libros. Hace tres días me llevé una gran sorpresa al leer en el blog de María que se había publicado un nuevo libro de esta autora irlandesa, algo que desconocía y me alegró enormemente. Y más sabiendo que Lizzie ha vuelto es un libro distinto, especial. Publicado en una edición bilingüe castellano-inglés, la única forma de conseguirlo, al menos de momento, es a través de una oferta de unos grandes almacenes, con la que, al comprar dos libros de bolsillo, te lo regalan. Los dos libros que me llevé a casa fueron Juntos, nada más, de Anna Gavalda, y La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger. 

Como es lógico, al haber leído tantos libros de la misma autora, mis opiniones y valoraciones sobre ellos no siempre son iguales. Unas novelas me han gustado más que otras, unas me han parecido duras, otras divertidas, otras pobres... Ya se sabe, en la variedad está el gusto. En este caso concreto, Lizzie ha vuelto me ha parecido una obra más bien floja. Hacía tiempo que no leía nada de Marian Keyes y tenía muchas ganas de volver a disfrutar de esta autora que tantos y tan buenos ratos me ha regalado. Pero con Lizzie ha vuelto no lo he conseguido.

La historia de la chica que muere en un accidente y durante unos días vuelve a la vida real, al mundo de los vivos, para despedirse de su novio, de sus padres y de su mejor amiga me ha parecido poco original y demasiado desgastada por el uso. Además, la novela es demasiado corta, 191 páginas en total, entre la versión en castellano y la versión en inglés.

Y esa brevedad no hace sino acentuar las carencias de la novela. Los personajes no resultan creíbles, reales o humanos. Sus reacciones no son auténticas, los sentimientos apenas se ven reflejados en el libro, son personajes fríos, casi de cartón. Y, por otra parte, la propia trama de la novela tampoco tiene demasiada coherencia. Todo está cogido con alfileres, no se profundiza en ningún aspecto de la obra, se pasa por todos los ámbitos, personajes, argumento, hechos, sentimientos, reflexiones muy por encima, sin llegar al fondo de nada. Como si la novela se hubiera escrito sin demasiado esfuerzo ni atención, en una tarde. Y también en una tarde se lee, en un suspiro. Más que una novela parece un borrador, un primer boceto.

Pero no todo es negativo. Aunque la novela resulte bastante insulsa y superficial, con las enseñanzas que se extraen de ella sucede todo lo contrario. Esta obra de Marian Keyes transmite unas tremendas ganas de vivir, de disfrutar y exprimir al máximo cada instante de nuestras vidas. Pero, sobre todo, consigue hacernos reflexionar sobre las personas con las que compartimos nuestra vida. Familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, parejas... todas esas personas que están a nuestro lado cada día, siempre, aunque, por desgracia, muchas veces no queramos, o no sepamos, agradecerles esa compañía que nos regalan.

Al mismo tiempo, Lizzie ha vuelto logra hacernos recapacitar sobre el trato que damos a esas personas, lo que les decimos, cómo se lo decimos pero, ante todo, lo que no decimos. Lo que no nos atrevemos a agradecer, a confesar, a compartir, hasta que es demasiado tarde. Porque no podemos olvidar que sólo hay una vida y que no da segundas oportunidades. Y que lo que no decimos, agradecemos, confesamos o compartimos ahora, quizá no podamos hacerlo nunca más. Lizzie tiene la suerte de volver pero, por desgracia, la vida real es mucho más dura y cruel.

Una vez más, Marian Keyes nos habla de temas reales, humanos, cercanos, duros, como la vida misma, pero desde una perspectiva fresca, divertida, espontánea y, por supuesto, femenina y llena de sentido del humor. Porque no hay que ponerse serios para hablar de cosas serias. ¿O si?