Título: El distrito de Sinistra
Autor: Ádám Bodor
Editorial: El acantilado
Año de publicación: 2003
Páginas: 208
ISBN: 9788496136106
El distrito de Sinistra es el primer libro que leo de Ádám Bodor, un autor totalmente desconocido para mí hasta ahora y que, sin embargo, ha conseguido sorprenderme y captar mi atención y mi curiosidad. En la novela, un hombre llega al distrito de Sinistra, una zona fronteriza, un rincón de Transilvania que parece anclado en el pasado, detenido en el tiempo y que está regido por unas leyes kafkianas. Nada más llegar, las autoridades dan a este hombre documentación e identidad, Andrei, un nuevo nombre, una nueva vida, que le ayudarán a cumplir su objetivo: encontrar a su hijo adoptivo.
Para cumplir su objetivo, Andrei deberá acatar las leyes, las órdenes, las costumbres del distrito de Sinistra. Relacionarse con sus habitantes, por muy solitarios, especiales, diferentes y raros que sean. Se verá obligado a aceptar todos los trabajos que le van adjudicando: encargado del centro de recolección de frutos del bosque o vigilante de cadáveres en la morgue, entre muchos otros, a cada cual más sórdido, humillante e inhumano que el anterior.
Él está dispuesto a todo con tal de encontrar a su hijo adoptivo. Por lo que le han contado, sabe que vive con los cazadores de montaña, pero para llegar hasta allí antes tiene que conseguir un permiso especial. A Andrei no le importa tener que esperar durante años con tal de obtenerlo. Y todo sin desvelar sus verdaderas intenciones a nadie. No puede arriesgarse a que todo su plan se desmorone.
Sin embargo, este tesón a la hora de encontrar a su hijo adoptivo contrasta con el poco cariño que Andrei siente hacia él. Lo único que le empuja a encontrarlo es el hecho de que su hijo adoptivo es la única persona que le queda en el mundo. Andrei es un hombre solitario, algo que demuestra constantemente a lo largo de toda la historia. Envuelto en la opresiva, rígida, cerrada, incomprensible y hasta totalitaria sociedad de Sinistra, el protagonista no se involucra con sus habitantes, convive con ellos, pero no se relaciona con ellos. No se siente parte de Sinistra, por la simple razón de que no siente Sinistra como parte suya.
Pero en ningún momento Andrei se siente culpable por esta actitud indiferente y egoísta. No tiene motivos. Porque en Sinistra, toda la sociedad es así. Todos son forasteros. Todos son fríos, individualistas. Nadie expresa sus opiniones y ni mucho menos sus emociones. Nada parece afectarles. A pesar de que a lo largo del libro conocemos las kafkianas situaciones que viven un sinfín de personajes a cada cual más esperpéntico, el único afectado, sorprendido y desbordado es el lector.
Pero en ningún momento Andrei se siente culpable por esta actitud indiferente y egoísta. No tiene motivos. Porque en Sinistra, toda la sociedad es así. Todos son forasteros. Todos son fríos, individualistas. Nadie expresa sus opiniones y ni mucho menos sus emociones. Nada parece afectarles. A pesar de que a lo largo del libro conocemos las kafkianas situaciones que viven un sinfín de personajes a cada cual más esperpéntico, el único afectado, sorprendido y desbordado es el lector.
Aunque las historias que viven los distintos personajes a lo largo del libro pueden parecer a simple vista ridículas, increíbles y, sobre todo, absurdas, son sobre todo humanas, cercanas e impactantes, precisamente porque lo irreal de las vivencias las convierten en creíbles.
La historia va seduciendo conforme más nos adentramos en Sinistra. Sin embargo, al final, el protagonista consigue salir indemne de esa sociedad, mientras que es el lector el que queda atrapado en ella.
Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.
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2 comentarios:
Ei Goizeder!!!! no sabia que al final te habías animado con el blog.
Está muy chulo, y al ritmo de lectura que tu tienes, seguro que lo llenas de buenas reseñas enseguida!!
Desde ya, seré seguidor del blog, ya lo sabes, jaja!!
Un beso
Hola César! Muchas gracias por entrar en mi blog, me alegro de que te haya gustado y eso, espero que me sigas leyendo, tanto las reseña, como los relatos. Muchos besos y a ver cuando nos vemos!!
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