The road (La carretera), de Cormac McCarthy

Título: The road (La carretera)

Autor: Cormac McCarthy

Editorial: Debols!llo

Año de publicación: 2006

Páginas: 210

ISBN: 9788499083469

The road (La carretera) es un libro gris. Pero no porque sea una novela mediocre o que deje indiferente al lector, si no precisamente por todo lo contrario. Logra transmitirnos a la perfección una atmósfera gris, opresiva, angustiosa e incluso llega a envolvernos en ella con gran facilidad. Y todo ello lo consigue con tan sólo dos protagonistas, un padre y su hijo. Lo que hace que la novela sea gris no es únicamente la incesante lluvia de ceniza que cae sobre Estados Unidos y suponemos que sobre todo el mundo apocalíptico que describe, sino lo gris y negro que resulta el presente y el futuro.

Tras haberse tenido que separar de su esposa y de su madre, padre e hijo luchan ferozmente por sobrevivir y por llegar al sur. En su peregrinaje hacia ese supuesto paraíso que simboliza la costa, ese lugar de salvación, se enfrentan a constantes obstáculos. Caníbales, muerte, miedo, desconocimiento, inseguridad y, ante todo, hambre. Ya que en el mundo actual los animales y las plantas se han extinguido, del mismo modo que están desapareciendo también los seres humanos.

Sin embargo, no todo en este infierno sobre la tierra es destrucción y desolación. Precisamente, el mayor logro de McCarthy en esta novela sea quizá la esperanza que consigue encontrar en medio de toda esta barbarie. Una esperanza simbolizada en primer lugar en el amor que el padre siente por su hijo. Un amor incondicional, que no conoce barreras, y que le llevará a enfrentarse a todo tipo de peligros y situaciones con tal de salvar la vida de su hijo, aunque para lograr su único objetivo tenga que arriesgar su propia vida.

Y en segundo lugar, una esperanza representada por el propio hijo. Este chico simboliza no sólo el futuro de la humanidad, sino, sobre todo, su conciencia y, muy especialmente, la de su propio padre. El adulto, preocupado únicamente por sobrevivir y por salvar la vida del chico, no duda en robar, mentir o incluso matar si hiciera falta con tal de que su hijo salga con vida de ese infierno en el que ambos se encuentran inmersos. 

El hijo, por el contrario, constantemente pregunta a su padre por la situación en la que están atrapados e intenta abrirle los ojos, a su manera, como el niño que es, pero de forma conmovedora, inteligente y eficaz. Es el niño el que incesantemente pregunta a su padre si lo que están comiendo es robado, si los dueños de la casa en la que están han muerto o, por el contrario, siguen con vida, y es el pequeño el que insiste una y otra vez en ayudar a las personas con las que se encuentran a lo largo de su desolador peregrinaje hacia el sur. Él no ve el mundo actual como una guerra, como una selva en la que impera la ley del más fuerte, sino que prefiere conservar todo lo positivo que ha recibido del mundo anterior, el que él conocía y en el que había crecido.

Y es precisamente esta actitud del niño la que convierte esta novela en algo conmovedor a pesar del caos que asola el mundo. Su forma de ver la vida es la que logra arrojar un poco de luz y de esperanza en medio del gris que nos envuelve.

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