domingo, 26 de diciembre de 2010

La canción de Ruth, de Marifé Santiago Bolaños

Publicado por Goizeder Lamariano Martín

Título: La canción de Ruth
Autora: Marifé Santiago Bolaños
Editorial: Bartleby
Año de publicación: 2010
Páginas: 238
ISBN: 9788492799206

Hace unos meses la editorial Bartleby tuvo el detalle de enviarme este libro. Aprovecho aquí para darles las gracias por este REGALO. Sí, con mayúsculas. Porque leer este libro es un auténtico regalo, un honor, un lujo. La canción de Ruth es una historia triste, dura, llena de melancolía, pero al mismo tiempo también es una historia dulce, tierna, poética. Porque más que narrar, su autora, Marifé Santiago Bolaños, nos susurra al oído, bajito, dulce y cariñosamente, y comparte con nosotros absolutamente todo. Los miedos, los fantasmas, los reproches, los secretos, las preguntas sin respuesta, el dolor, las dudas y, ante todo, la historia de Ruth y de su familia. 

Esa historia en la que el presente está marcado por un pasado que oprime, que aplasta, que encarcela, a pesar de que es casi desconocido. A modo de puzzle, de mosaico, poquito a poco, con retazos de aquí y de allá, de ayer, de hoy y de mañana, poco a poco descubrimos la historia de la familia de la narradora. Así, conocemos a su abuela materna, que tuvo que sufrir que asesinaran a su marido, fusilándolo en la tapia del cementerio, y que se llevaran a su hija mayor, Basilisa en España y Vasilisa fuera, desde un pequeño pueblo de Extremadura hasta Valencia y más tarde hasta Rusia. Y todo por culpa de la Guerra Civil. Por eso esa mujer aceptó el consejo de su suegra y se marchó a Madrid con su hija pequeña, Catalina. Para huir de la vergüenza, del dolor, de la humillación y del horror para no tener que vivir escondidas como unas delincuentes. Pero no sabía que no se puede huir de los fantasmas. Por eso no imaginaba que se vería obligada a traicionar a su hija pequeña a cambio de un piso.

Y también conocemos la historia de los abuelos paternos. Esos que tuvieron que huir de Budapest con su hijo Imre en Hungría y Enrique en España por culpa de la Segunda Guerra Mundial para no escuchar los tiros, para no ver los muertos, la sangre, para no ser perseguidos o para no ser uno de esos hombres que acababan ahogados en el Danubio, muertos por un tiro o vivos, atados por los pies con alguien que acababa de recibir un disparo.

Pero esos abuelos no aguantaron mucho en España. Volvieron a Israel poco después de que su hijo Enrique conociese a la que iba a ser su mujer. Esa joven profesora con la que viajó a León en su luna de miel. Nunca más volvieron a Sefarad. Y nadie de la familia viajó a Tel Aviv para verles. Solo su hijo Enrique, pero cuando ya era demasiado tarde.

Porque en esta familia siempre es demasiado tarde para viajar, para preguntar, para saber, para recordar, para soñar, para vivir. Siempre es tarde para ser feliz. Por eso la narradora es arquitecta, para construir casas en las que la gente pueda ser feliz. Porque ella no lo ha sido. Ni su madre, ni su padre, ni su abuela viuda, ni sus abuelos de Israel a los que nunca llegó a conocer, ni su tía Vasilisa ni su prima que vive en Moscú, la hija de Vasilisa.

Bueno, ella sí lo fue. Hace mucho, demasiado tiempo. ¿Cuánto? ¿Quince, veinte años? Cuando recorría Madrid junto a su primer y único amor, ese que se marchó y al que no tuvo la valentía de preguntarle a dónde ni, mucho menos, el valor de seguirle. Como tampoco ha tenido nunca el valor de preguntarles a sus padres o a su abuela la historia de su familia, la verdadera, la real. Esa historia que nunca nadie cuenta porque es demasiado dolorosa, demasiado cruel, esa que está llena de dolor, de culpa, de humillación, de rupturas, de separaciones, de muerte y, sobre todo, de secretos. De preguntas nunca contestadas porque nunca han sido dichas. Porque en su familia nadie pregunta. Jamás. Y nadie responde. Nunca. En su familia solo se calla, se oculta y, sobre todo, se olvida y se sigue hacia adelante. O al menos se intenta.

Porque la única comunicación que hay en su familia no son los besos, los abrazos, las caricias o el cariño. Solo hay canciones, la danza de Isadora Duncan y las poesías de Marina Tsvietáieva. Esa escritora a la que admiran tanto la narradora como su prima y cuya casa en Moscú visitarán las dos mientras intentan recuperar la historia de su familia. Mientras intentan recuperar sus orígenes, su pasado, para poder vivir su presente y, sobre todo, para atreverse a mirar al futuro. Pero, sobre todo, para poder sellar esta historia con la palabra fin. Fin a esta historia. De verdad. Fin.

Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí

12 comentarios:

Carmina dijo...

Pinta muy bien apunto el titulo para leerla en cuanto tenga un hueco...

Goizeder Lamariano Martín dijo...

Carmina,

Si lo lees seguro que no te arrepientes y te gusta mucho, al menos eso espero, a mí me ha encantado, es un libro precioso, muy intenso, personal y especial. Ya nos contarás qué tal si al final le encuentras un hueco. Muchos besos guapa y feliz Navidad!!

María dijo...

Me alegro que te haya gustado tanto y más siendo un regalo de una editorial. La verdad que se portan muy bien y suelen acertar con los títulos.
Libro para tener en cuenta.
Muchos besos!!

Goizeder Lamariano Martín dijo...

María,

Para mí este libro es muy especial y se lo recomiendo a todo el mundo. Si al final te animas a leerlo espero que lo disfrutes mucho, ya nos contarás. Por ahora no me puedo quejar, todos los libros que he leído de las editoriales me han gustado mucho, así que estoy muy contenta con esta experiencia. Muchos besos!

Bartlebyeditores dijo...

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Gracias, Goizeder. Le paso el enlace a la autora de la novela. Simplemente quería comentar a los interesados en comprar la novela que si tienen dificultad para encontrarla en librerías también pueden adquirirla a través de nuestra web: www.bartlebyeditores.es
Saludos

Goizeder Lamariano Martín dijo...

Bartleby,

Muchas gracias a vosotros por enviarme el libro, que me ha encantado, por leer la reseña, por comentar y, por supuesto, también por enviarle la reseña a la autora. Un saludo y hasta la próxima.

mafaldas dijo...

Me alegro que lo hayas disfrutado tanto pero, aunque la reseña es estupenda, no termina de atraerme la historia así que lo dejo pasar.
Musus.

Goizeder Lamariano Martín dijo...

Mafaldas,

Me alegro mucho de que te haya gustado la reseña, pero si el libro no te convence, a otra cosa mariposa, no podemos leer todo y hay tantos libros y tan poco tiempo, que tenemos que ser muy selectivos. Muxus!

Luisa dijo...

Una reseña estupenda. Con eso que dices de que leer el libro es un regalo, desde luego dan ganas de correr a por él.
Me lo apunto para futuras lecturas. Un beso.

Goizeder Lamariano Martín dijo...

Luisa,

Espero que cuando lo leas lo disfrutes tanto como yo. A mí me ha encantado, es un libro precioso. Ya nos contarás, espero que te guste y que para ti también sea un regalo su lectura. Muchos besos.

Bibliobulimica dijo...

si es un regalo ¡hay que leerlo entonces! me ha costado comentarte con este nuevo formato; pero a la dale y dale creo que ya pude (a excepción de la entrada de Coetzee de Juventud, ahí no pude pese a todo lo que hice)
un beso,
ale.

Goizeder Lamariano Martín dijo...

Ale,

Al menos a mí sí que me ha parecido esta novela un auténtico regalo, espero que lo leas y lo disfrutes mucho, ya nos contarás. Siento mucho que Disqus te haya dado tantos problemas, pero veo que al final ya has podido comentar. No sé por qué te ha dejado comentar en todas las entradas menos en la de Juventud, de Coetzee. Un abrazo muy fuerte!

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