Lo que perdimos, de Catherine O`Flynn

Título: Lo que perdimos

Autora: Catherine O`Flynn

Editorial: Seix Barral

Año de publicación: 2009

Páginas: 309

ISBN: 9788432228438

Hace unos días la portada de este libro me llamó la atención desde una de las estanterías de novedades de la biblioteca de mi barrio y tras leer la sinopsis me decidí a llevármelo a casa. Lo hice porque me parecía una historia original, divertida, atractiva y, sobre todo, actual. Sin embargo, tengo que confesar que me he llevado una gran decepción. En líneas generales la novela me ha resultado aburrida, en ningún momento ha logrado atraparme y los personajes me han parecido poco desarrollados y profundos, igual que la historia. Sin embargo, lo que más me ha gustado es precisamente lo que no está escrito. 

Lo que hay que leer entre líneas, la historia que se oculta tras la primera capa. O sería mejor decir la historia que se esconde tras las puertas de cristal y los muros del centro comercial Green Oaks de Birmingham. Porque esta gran superficie no es sólo el escenario en el que se desarrolla la historia de los personajes, sino que acaba convirtiéndose en uno de ellos e incluso casi en el protagonista absoluto de la obra. Porque en su interior esconde muchas historias, secretos y fantasmas del presente y, ante todo, del pasado.

De ese pasado del que intentan huir y esconderse los protagonistas de esta historia. Lisa trabaja en la tienda de música del centro comercial, donde pasa las horas intentando no pensar en su novio, al que no ama ni entiende ni soporta, ni en su horrible casa, a la que nunca quiere volver y, sobre todo, en su hermano Adrian, desaparecido hace casi veinte años por ser el único sospechoso de la desaparición de Kate Meaney, una niña de diez años solitaria, inteligente y observadora apasionada por las historias de detectives que ha montado una agencia de investigación junto a su mono de peluche Mickey.

Lisa sabe que su hermano Adrian está vivo porque cada año le manda una cinta con canciones grabadas por él mismo como regalo de cumpleaños. Y Lisa también sabe que tiene miedo de volver porque, aunque ambos saben que es inocente, la vergüenza, los prejuicios, las acusaciones y el pánico a defraudar a su familia le atenazan y la paralizan cada día más.

Algo parecido le ocurre a Kurt, uno de los guardias de seguridad del centro comercial. Igual que Lisa, también odia su trabajo, pero en trece años nunca ha reunido el valor suficiente para dejarlo y buscar un trabajo nuevo. Porque es más fácil mirar para otro lado, ser cobarde y dejarse llevar por la inercia. Huir de los recuerdos, de los sueños y de las soporíferas charlas de su compañero Gavin sobre la historia, los datos, las anécdotas y los secretos de Green Oaks y perseguir fantasmas, como el de la pequeña Kate Meaney y, sobre todo, el de Nancy, su novia fallecida en un accidente de tráfico.

Pero si hay algo a lo que Kurt teme es a su padre. Ese padre perfecto, modélico, con una educación, una moral y unas ideas inquebrantables. Sin embargo, con el paso de los años y gracias a la ayuda de su madre Kurt acabará comprendiendo que eso sólo era la fachada de su padre, tras la que se escondía una persona mentirosa y cobarde.

Poco a poco, con el paso del tiempo, Lisa y Kurt unirán no sólo su presente, sino también su pasado. A través de largas conversaciones provocadas por noches llenas de alcohol y confesiones los dos entenderán que tienen demasiadas cosas en común y, sobre todo, demasiados lazos que los unen.

Tirando de ellos aprenderán a encajar todas las piezas y a romper las barreras de ese centro comercial que cada día los ahoga, los asfixia y los oprime, tanto a ellos como al resto de empleados y de clientes, empujándolos a la rutina, a la inercia y a la falta de sueños, de imaginación, de ilusiones y de ganas de vivir y disfrutar la vida.

Finalmente, entre los dos vencerán todos sus miedos y juntos resolverán el secreto de la desaparición de la pequeña Kate Meaney y entenderán que basta con abrirse al mundo, relacionarse con las personas que nos rodean, abrir los ojos y, sobre todo, no tener miedo a los fantasmas para poder entender el pasado, para dejar de huir de él y para, ante todo, poder vivir intensamente el presente y afrontar el futuro sin pensar en lo que perdimos, sino en lo que podemos ganar.

Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.