Hay personas que parecen haber nacido antes de lo que les correspondía, ese es el caso de Yoshitaka Kiyama (Japón, 1885). Con apenas 20 años emigró desde su país natal a San Francisco, en Estados Unidos con la intención de encontrar un trabajo y seguir su formación de Bellas Artes. Fruto de esas vivencias creó esta obra en la que cuenta la historia, con tintes biográficos tanto de él, con el nombre occidental de Henry, como de sus tres amigos japoneses.
Con ellos viviremos el gran terremoto de San Francisco de 1906, las leyes racistas que marginan a asiáticos y afroamericanos, la quiebra del Golden Gate Bank, que se llevó todos los ahorros de miles de personas, formando una crónica de las primeras dos décadas del siglo XX.
Cuando leí reseñas de esta obra me llamó la atención sobre todo la época en la que se publicó. Kiyama se adelantó en 1931 más de cuarenta años autoeditando este comic-book. En el prólogo nos informa de que originalmente lo concibió para ser publicado semanalmente en algún periódico, no en vano son exactamente 52 capítulos, para que durase un año.
Pero son muchas las dificultades con las que se encontró, algunas de ellas eran de la época en la que le tocó vivir, como que dibujaba a sus compatriotas alejándose del estereotipo aplicado en las caricaturas de los asiáticos (con ojos rasgados y dientes salidos), y otros por las decisiones erróneas del autor, como por ejemplo alternar el uso del japonés y del inglés según fuesen los personajes, en una época en la que pocas personas conocían ambos idiomas.
He disfrutado mucho leyendo esta auténtica rareza, ya que este se adelanta muchos años a la ola de cómics biográficos y autobiográficos que nos ha hecho disfrutar con Maus de Art Spiegelman, Persépolis de Marjane Satrapi o Pyongyang de Guy Delisle por poner solo algunos ejemplos.
En contraste con lo moderno del planteamiento del guion, el estilo del dibujo es más común al de la época, se podría definir como cartoon y todos los capítulos ocupan 2 páginas de 6 viñetas cuadradas. Esto ocasiona que leer este tomo de una sola vez sea un poco pesado, si os animáis a leerlo os recomiendo que no lo hagáis del tirón.
En contraste con lo moderno del planteamiento del guion, el estilo del dibujo es más común al de la época, se podría definir como cartoon y todos los capítulos ocupan 2 páginas de 6 viñetas cuadradas. Esto ocasiona que leer este tomo de una sola vez sea un poco pesado, si os animáis a leerlo os recomiendo que no lo hagáis del tirón.
Por último, hay que resaltar el prólogo y el epílogo que complementan muy bien esta obra. En el prólogo se nos explica la época y la situación de los emigrantes japoneses en Estados Unidos, creo que es muy útil para contextualizar la obra y poder disfrutarla más.
Cerrando el álbum está la biografía de Kiyama a su vuelta a Japón, lo que más me ha sorprendido es que hubiese planeado hacer un segundo cómic con las andanzas de un grupo de hijos de nipones nacidos en Estados Unidos a la llegada a la tierra de sus padres y el choque cultural que esto les supone. Es una lástima que nunca se llegase a culminar este proyecto, que dormirá para siempre en el limbo de los proyectos inacabados.
Cerrando el álbum está la biografía de Kiyama a su vuelta a Japón, lo que más me ha sorprendido es que hubiese planeado hacer un segundo cómic con las andanzas de un grupo de hijos de nipones nacidos en Estados Unidos a la llegada a la tierra de sus padres y el choque cultural que esto les supone. Es una lástima que nunca se llegase a culminar este proyecto, que dormirá para siempre en el limbo de los proyectos inacabados.
En resumen, un verdadero testimonio de la emigración en primera persona en una época no tan distinta a la actual.
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2 comentarios:
Te confieso que el género me da muchísimo pereza, pero es realmente interesante lo que nos cuentas.
Besos.
Manuela, si te ha parecido interesante la historia te animo a que la leas, no la dejes pasar solamente por el formato en el que está narrada.
Muchas gracias por comentar.
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