El hombre solo, de Bernardo Atxaga

Título: El hombre solo
Autor: Bernardo Atxaga
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 1993
Páginas: 400
ISBN: 9788420471341

En El hombre solo, Bernardo Atxaga hace lo más difícil, decirlo todo sin decir nada. Este libro cuenta, en primera persona, la historia de Carlos, un antiguo miembro de la banda terrorista ETA, la organización, como se la denomina a lo largo de todo el libro. Presentada como una novela de misterio, la intriga atrapa conforme se avanza en la lectura. Pero, sobre todo, cuanto más se conoce a Carlos. La novela está ambientada en el verano de 1982, en plena celebración en España del mundial de fútbol. Junto a sus ex compañeros de la lucha armada, Carlos trabaja como panadero en un peculiar hotel. 

El hotel está situado a las afueras de Barcelona, en el que está alojada la selección polaca de fútbol. Los antiguos miembros de la organización han rehecho sus vidas, han olvidado el pasado, han madurado y han cambiado. Han tenido parejas, hijos, trabajos pero, sobre todo, proyectos y sueños. Ya casi no hablan del pasado y de los errores que cometieron. Sólo quieren olvidar y mirar hacia delante.

Pero Carlos no ha podido. Él convive con la voz de Sabino, un compañero de la organización que murió hace años en un tiroteo. Con la voz de su hermano, al que tuvo que ingresar en una residencia y, sobre todo, con la voz de la Rata, su conciencia. Ninguna de esas voces le deja olvidar las bombas, las pistolas o los secuestros. Pero, ante todo, las voces consiguen que Carlos se encierre en sí mismo y se juzgue y se castigue constantemente.

Anclado en un pasado que no quiere y, sobre todo, no puede olvidar, Carlos intenta revivir los viejos tiempos participando en una última acción de la lucha armada. Y aunque lo hace como un juego individual, ya que para Carlos todo en la vida es individual, no sospecha que esa acción tendrá graves consecuencias en la gente que le rodea pero, sobre todo, en él mismo. Sin quererlo, Carlos saca a sus compañeros de su rutina y los vuelve a meter, de golpe, sin avisar, en el territorio del miedo, del que él no ha logrado salir en todos estos años.

Bernardo Atxaga consigue algo a priori complicado y casi impensable. Logra acercarnos a un terrorista hasta el punto de hacernos sentir lástima por él. Al contrario de lo que le pasa a Carlos, los lectores sí que nos olvidamos de su pasado, de las atrocidades que haya podido cometer, y vemos sólo lo que ha quedado de esa persona, los retazos de una vida completamente destrozada y rota por la lucha armada. Y, en otro aspecto, los lectores sí que actuamos igual que Carlos, el hombre solo, y nos olvidamos del resto de personajes para centrarnos en él.

El título de la novela resulta de lo más acertado, ya que la historia personal de Carlos logra abstraernos totalmente y hacernos olvidar a la gente que le rodea y, en algunos pasajes del libro, incluso olvidar también la historia de intriga que queda en un segundo plano, aunque sólo en parte. Conforme vamos pasando las páginas del libro, nos preguntamos qué nos seduce más, si desvelar el misterio, saber el desenlace de la última acción armada o, por el contrario, saber si Carlos logrará finalmente salir del territorio del miedo.

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