La música del azar, de Paul Auster

Título: La música del azar

Autor: Paul Auster

Editorial: Anagrama

Año de publicación: 1990

Páginas: 251

ISBN: 9788433966117

Vuelvo a Paul Auster después de cuatro meses sin leer nada de este genial escritor al que descubrí el pasado mes de noviembre gracias a César. En estos siete meses he leído ocho libros de este autor, una media de más de uno al mes. Y en todos ellos Auster ha logrado seducirme, atraparme y engancharme hasta el punto de devorar más que leer sus libros y dejarme sin respiración. Pero, sobre todo, Auster me desconcierta. Nunca me deja indiferente y, lo más importante, me sorprende continuamente, en cada página que paso. Porque siempre va más allá. 


Con personajes cercanos, reales, creíbles y, sobre todo, humanos, Auster logra recrear ambientes terroríficos, claustrofóbicos y angustiosos con los que nos obliga a reflexionar sobre la identidad del ser humano, sus obsesiones, sus sueños y sus comportamientos. En ocasiones estos comportamientos son más reprochables que en otras pero, en todas ellas, Auster deja que sea el propio lector el que juzgue a los personajes.

Como no podía ser de otra forma, La música del azar me ha entusiasmado hasta el punto de que sólo me ha durado cuatro días en los que no he podido dejar de leer. Con tan sólo dos personajes principales, Jim Nashe y Jack Pozzi, Auster ha conseguido transportarme a un lugar que se encuentra a medio camino entre la realidad y la ficción, entre el pasado y el futuro, entre lo que somos y lo que queremos ser, entre nuestros deseos y nuestras frustraciones, entre nuestros sueños y nuestras pesadillas. Porque de todo esto y de mucho más es de lo que habla esta novela.

Con gran sutileza y sin que apenas seamos conscientes de ello, Auster nos encierra a todos, lectores y personajes, en un lugar terrorífico. Aunque Nashe y Pozzi piensen que dominan la situación, que controlan sus propias vidas, lo que realmente hacen es dejarse llevar por ese azar que continuamente cambia al ritmo de una melodía. Una separación, una herencia, una vida errante y desarraigada y una partida de póquer. Y cuanto más vapuleados son los personajes por ese azar caprichoso, más sorprendidos quedan los lectores por los continuos e inesperados giros de la trama.

Lo que prometía ser una manera fácil y rápida de hacerse ricos se convierte súbitamente en un peculiar campo de concentración del que, una y otra vez, Nashe y Pozzi tratarán de escapar. Al mismo tiempo, los personajes, especialmente Nashe, tratan de amoldarse a la situación, intentando disfrutarla y viendo siempre el lado positivo. Nuevamente, no luchan contra las circunstancias, sino que se rinden y se dejan arrastrar por el azar.

Sin embargo, lo más original y atractivo es que los carceleros, los curiosos millonarios Fower y Stone, propietarios de la impresionante mansión en la que han retenido a Nashe y Pozzi, sólo aparecen en la primera mitad de la novela. A partir de ahí no sabemos nada de ellos. Ni qué piensan, ni qué quieren ni, sobre todo, qué motivaciones les empujan a comportarse de ese modo. Algo que, en mi opinión, añade alicientes a esta lectura. Como si de una burbuja se tratara, Nashe y Pozzi viven aislados del resto del mundo y nunca saben a qué atenerse. Son muñecos de la gran maqueta de la Ciudad del Mundo construida y controlada por Fower y Stone, que continuamente los manejan a su antojo, los engañan y juegan con ellos como si fueran marionetas.

Por si no fuera suficiente, el final del libro y de los dos protagonistas es igual de demoledor y sobrecogedor que el resto de la obra. En definitiva, una novela intensa e inquietante que nos atrapa en un ambiente escalofriante y turbador y que nos hace reflexionar sobre nuestras propias vidas y sobre si somos capaces de crear nuestros propios ritmos o si, por el contrario, bailamos al son que marca La música del azar.

Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.