Pedro Páramo, de Juan Rulfo

Título: Pedro Páramo

Autor: Juan Rulfo

Editorial: El País Clásicos Siglo XX

Año de publicación: 1955

Páginas: 126

ISBN: 848966952X

Después de la recomendación de mi pareja, por fin he leído Pedro Páramo, del escritor mexicano Juan Rulfo. En casa tenemos una edición de la colección Clásicos del Siglo XX de El País que incluye El llano en llamas, un libro de 17 cuentos, pero he preferido dejar pasar el tiempo antes de leer este segundo libro de Rulfo, para no saturarme y poder disfrutar de la obra de este escritor. Rulfo pertenece al movimiento literario conocido como realismo mágico. Y tengo que confesaros que con este movimiento me pasa algo curioso que voy a intentar explicaros. 

He leído obras de Gabriel García Márquez como Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera y Cien años de soledad. También he leído La casa de los espíritus, de Isabel Allende, y Como agua para chocolate, de Laura Esquivel. Estas cinco obras, al igual que Pedro Páramo, me han gustado y, en conjunto, me han hecho disfrutar y me han dejado muy buen sabor de boca. Pero, sin embargo, nunca termino de entrar del todo en estas novelas. No me seducen ni me atrapan de forma plena, como sí me ocurre con muchas otras obras.

Personalmente, creo que la principal razón de que el realismo mágico no me enganche tanto como a mí me gustaría se encuentra precisamente en la base de este movimiento, el continuo ir y venir de almas, la constante presencia de personajes ya fallecidos, la comunicación y el intercambio existente entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Y con Pedro Páramo me ha pasado exactamente lo mismo. Durante la primera mitad del libro no he conseguido entrar en la historia porque me resultaba difícil seguir la trama, al no saber con exactitud si los personajes estaban vivos o muertos. Sin embargo, conforme iba pasando páginas y conociendo a todos los personajes, los vivos y los muertos, la historia me ha cautivado cada vez más.

Juan Rulfo consigue transmitirnos perfectamente los pensamientos, los sentimientos, los anhelos, las frustraciones, la angustia, el dolor y el sufrimiento que envuelven a los personajes en su día a día en Comala. Comala es una tierra árida, inhóspita, de la que los vivos se marchan sin dudarlo y a la que, sin embargo, los muertos regresan una y otra vez y nunca terminan de abandonarla. Y en medio de este duro escenario reina Pedro Páramo, un hombre al que nadie se enfrenta, más por temor que por respeto. Un hombre maldito, que siembra la muerte, el mal, la violencia y la amargura en todas las personas que le rodean: su padre, su hijo Miguel, las muchas mujeres que le han dado su amor y, por supuesto, su hijo Juan Preciado, que llega a Comala para buscar a su padre y cumplir así la última voluntad de su madre.

Quizá precisamente por todo el sufrimiento que causa a su alrededor, Pedro Páramo pueda resultar a simple vista un hombre odioso. Pero, cuanto más conocemos de su vida, más aprendemos a comprenderlo y e incluso somos capaces de ver su propio dolor. Finalmente, entendemos que Pedro Páramo ama a su pueblo, Comala, por encima de cualquier otra cosa, y que lo único que desea es pasar en esa tierra toda su vida, pase lo que pase a su alrededor.

Por último, no puedo dejar de comentar el papel que juega el amor en esta historia. No en vano, gracias al amor que Pedro Páramo siente por Susana San Juan, su última mujer, comprendemos que este hombre también es humano, no sólo un monstruo sin sentimientos, como nos hacen creer las historias que conocemos de él a través de los distintos personajes.

En definitiva, Pedro Páramo, al igual que el personaje que da nombre a esta novela, es una historia dura, inescrutable a primera vista pero con la que, si hacemos el esfuerzo de entenderla y de adentrarnos en ella, nos hace disfrutar y nos enseña a no juzgar a las personas antes de conocerlas, a valorar los sentimientos, los sueños y el amor, a todas las personas que nos rodean, a las que están a nuestro lado y a las que, por desgracia, ya nos han abandonado, y, por supuesto, la tierra en la que vivimos, aunque no sea Comala.

Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.